
Razón tienen compañeros
al pensar que en estos días
de júbilo, de sosiego, de pensión, de cachondeo,
tomaré con mucha calma
las remesas, los asientos, los cierres y los impuestos.
Ya bastante he trabajado,
ahora que vengan los nuevos,
que den el callo, que curren,
y que sepan lo que es bueno.
Y en respuesta a los elogios
que con dicha me dedican,
desde el “trono” en que me encuentro
responderé con esmero
que cuando empiece a cobrar la paga de Zapatero,
quedan todos invitados a mi casa,
a un asadero.